"... en el amor, afortunado..."
Entró al único salón de Grove Hill, Oklahoma, como una imagen viva de derrota, tan seco de energía que hasta le demandó un esfuerzo empujar las puertas batientes de entrada. Se dirigió al mostrador como si los parroquianos no existieran, como si fueran parte de un entorno natural opaco, carente de todo interés. Lo único que le importaba a Warren era la bebida que disolvería en parte el dolor provocado por las imágenes y las palabras de Claire, con su rostro siempre hermoso, con su frase cruel. ¿Qué lo había enceguecido como para no advertir lo que sucedería con la joven? No era el momento de la reflexión, sino de padecer el abandono que ella había dictaminado. –Whisky doble –ordenó antes de haberse sentado a la barra, reparando en su voz débil, lastimosa, y en la cara de Moe, quien, detrás del mostrador, entrecerraba los ojos e inclinaba la cabeza para oír mejor. Repitió el pedido en un volumen apenas más audible. –Pobre amigo, necesita dos whiskys dobles –come